La
primera frase de Las desventuras del
joven Werther, la novela de Goethe que tanta conmoción produjo en la
juventud de la época, −Wie froh bin ich,
daß ich weg bin!−, ha sugerido versiones muy distintas a los traductores. Es
una frase sencilla, que gravita sobre la palabra weg: ausente, lejos. Werther se siente feliz lejos de Carlota, y lo
expresa así en una carta dirigida a un amigo. El Werther es la primera novela moderna, y desde luego el modelo de
novela epistolar.
¡Cuánto me alegro
de haber (o haberme) marchado! es la traducción
más frecuente. Pero ha habido otras muchas desde la primera vez que se vertió
la novela al castellano en una traducción anónima publicada en Valencia en 1819.
¡Qué alegría haber
partido!, tradujo el liberal exiliado don
José Mor de Fuentes en 1835.
¡Qué gozo siento
de no estar!, dice la traducción juvenil
que Fernando de los Ríos publicó con el seudónimo de F. del Río a principios
del siglo siguiente.
¡Qué alegría verme
lejos de allí!, tradujo Cansinos Assens.
¡Qué feliz soy de
no estar ahí!, ha traducido en nuestros
días Manuel Jesús González.
¡Qué feliz me
hallo con mi ausencia!, dice una pintoresca
traducción anónima del siglo XIX.
Digo todo esto porque sigo aquí en Madrid durante agosto, y
aunque es verdad que lamento no estar donde quisiera, siento una inmensa alegría
de no estar donde no quisiera: no estar en Londres durante las olimpiadas, no
estar en el circuito de Abu Dhabi viendo las carreras de Fómula 1, no estar en
esos festivales de música que anuncian los periódicos con imágenes
sobrecogedoras de multitudes vociferantes y nombres disuasorios: Aúpa Lumbreiras, Derrame Rock, Mancha Pop, Mundo Idiota…
Cada vez que me acuerdo de alguno de esos lugares siento un
íntimo regocijo, y entonces sobrellevo los calores de Madrid, no ya con
resignación, sino con sincero entusiasmo. ¡Qué
alegría verme lejos de allí! ¡Qué feliz me hallo con mi ausencia!
Primera página del Werther, en la primera edición, del año 1774
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En mis años de trabajo en Madrid nunca cogí vacaciones en agosto. Aún con sus calores se convierte por primera vez en el año en una ciudad cómoda, sin grandes atascos ni agobios, donde los visitantes llegan de todos los rincones del planeta dispuestos a empaparse de la belleza y la cultura que desprende la capital del reino y sus alrededores, Toledo por ejemplo.
ResponderEliminarAcabo de estar unos días en Madrid, sensacional la exposición "Grandes encuadernaciones en las Bibliotecas Reales (S.XV - S.XXI)", deslumbrante la de "Hopper" y en lo que a "El último Rafael" se refiere, como si le faltara algo... Mencionando los lugares que cita: ¿quién no se queda aguantando los calores de Madrid?
Un cordial saludo,
Juan Pablo
"¡Qué contento estoy, de haberme ido!" Yo hubiera traducido así la frase ya que transmite los elementos rompedores de la novela nada más empezar: sencillez, inmediatez y subjetividad. ¡Y qué ENVIDIA esa primera edición! Un verdadero tesoro. Estoy lejos de mi modesto ejemplar, pero siempre llevo conmigo la frase: "Sie ist mir alles und ohne sie wird mir alles zu nichts!"
ResponderEliminarMuchas gracias por las preciosas reflexiones y un recuerdo de
Carla