Nombraba el sábado pasado a Luis Martínez
Kleiser, y ese mismo día quedaba sin pujas, en una subasta de Barcelona,
este manuscrito suyo con un soneto. Martínez
Kleiser, que estuvo muy de moda en su tiempo porque fue el poeta que publicaba más
versos en los periódicos, está hoy complemente olvidado. A ese olvido se debe probablemente
que el soneto subastado no haya tenido postores, y que tenga yo ahora esta
cuartilla en las manos, una cuartilla que el tiempo ha vuelto quebradiza y
parda.
Aunque a Violante la inventó Lope, estos
sonetos inanes, estos sonetos sonetiles, como los llamó Rodríguez Marín, que
van hablando verso tras verso de sí mismos, son más antiguos. Pero la tentación
del soneto a Violante la han sentido los poetas de todos los tiempos. Gerardo
Diego escribió treinta, aunque probablemente, de la larga serie sólo el
primero, el que empieza
Yo no sé hacer sonetos más que amando.
Brotan en mí, me nacen sin licencia,
los hago o ellos me hacen. Inocencia
de amor que se descubre. Tú esperando,
tú, mi Violante, un sueño acariciando…
Brotan en mí, me nacen sin licencia,
los hago o ellos me hacen. Inocencia
de amor que se descubre. Tú esperando,
tú, mi Violante, un sueño acariciando…
sea el único soneto a Violante de verdad. Los otros tienen más sustancia.
En este soneto de
Martínez Kleiser, Violante no aparece. Pero sí el extraño tópico de que los
sonetos, y en especial estos sonetos vacíos, son los poemas que más les gustan
a las mujeres. “…Fue siempre para damas elegantes / de más estimación que una
diadema…”. Un tópico muy ajustado a la idea que se tenía de la mujer.
Recuerdo bastante
bien la estampa de Martinez Kleiser en el estrado de la Academia, erguido a
pesar de su mucha edad, completamente calvo y con nariz grande y recta, y vestido
de uniforme, un uniforme verde oscuro con bordados de oro que parecía de
diplomático pero que no lo era, y que sería probablemente de académico, en una
época en que ese uniforme no se llevaba ya, como tampoco se llevaban los versos
de quien lo vestía.
La letra con que está
escrito el soneto es clara, y resulta innecesario transcribirlo en letras de
molde.
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