Para
él no es la primavera el tiempo de resurgir, sino el otoño. Atrás queda la
plenitud arrolladora del verano, que se basta a sí misma, y llega el otoño, que
parece reclamar la intervención del hombre. La naturaleza se hace frágil, débil,
menesterosa. En ese espacio que el otoño le abre, el hombre debe reflexionar,
decidir, actuar.
En un volumen que
supera las cien páginas, se han reunido los poemas y las cartas de Rilke en los
que el poeta habla del otoño, pero toda su obra es otoñal: toda ella está iluminada
por esa luz sutil y transparente del otoño, y tiene los infinitos matices de
color de esa estación.
Varios
poemas de Rilke tienen el mismo título, Otoño,
pero este es uno de los más consoladores. El gesto de las hojas al caer es triste,
desde luego, pero no es azaroso. En uno de sus libros de prosa escribió Rilke:
“El paisaje es algo preciso, no hay azar en él, y cada hoja que cae hace que se
cumpla una de las mayores leyes que rigen el cosmos”. Ya es consolador, desde
luego, que no estemos expuestos al capricho del azar. Las hojas que caen
parecen estarlo, pero tampoco es cierto. Rilke añade aquí algo más en los dos
últimos bellísimos versos: otro motivo de consuelo que es difícil de expresar
con mayor sencillez y con mayor hondura.
Traducir
es una tarea casi infinita. Cada traducción es un intento que es superable por
otro. No se debería decir nunca he
traducido, sino he intentado traducir…
Hace años traduje –intenté traducir– este poema, y ahora he hecho un nuevo
intento.
Otoño
Caen las hojas, y parece que llegaran de lejos,
como si en el cielo se fueran marchitando jardines
muy lejanos;
caen y dicen con su gesto: no.
Y en las noches cae, pesada, la tierra,
entre las estrellas, en la soledad.
Caemos todos. Esa mano cae.
Y mira las otras: todas caen.
Pero Alguien sostiene la caída
con dulzura infinita entre sus manos.
R.M.R. Herbst, Frankfurt 2012
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La ventaja que tiene Pau y este blog es que trata de cosas intemporales. Más allá del dato concreto, del libro, persona o edificio que se comente, hay reflexión intemporal. Y eso permite revisitar los posts y que lo escrito se mantenga vivo sin tener que actualizarlo cada semana.
ResponderEliminareste post sobre el otoño es buena prueba de ello.
Quiero pensar que este parón en el blog no se debe a lo de la RAE, aunque desde luego ha coincidido en el tiempo.
Esperanzas cortesanas prisiones son.... Dice la Epístola Moral a Fabio,, y de eso hay que huir.... Como dijo una vez Fernán Gómez, académico de la RAE, los honores hay que menospreciarlos, en vez de perseguirlos. Pau no escribe peor hoy ni es menos hoy que si hubiera salido elegido. Yo,quien fuera él, con un par, no me volvería a presentar a nada por más que otros me propusieran. Ese sería el retrato de un hombre de pie!
No, no sería el retrato de un hombre de pie, sino el retrato de un hombre con el orgullo herido, y no ha sido el caso. Gracias por el comentario, anónimo –y siento que lo seas, porque eso me impide personalizar el agradecimiento-.
ResponderEliminarPues me alegro entonces, si es así. Y hágame caso, no ansíe... A veces Dios castiga con lo que da y premia con lo que niega. Pero nuestra vanidad nos impide ver eso...
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